miércoles, 12 de agosto de 2015

La madurez del pueblo.

En España estamos a punto de experimentar una transformación que puede cambiar el rumbo de la Historia: la madurez del pueblo.

Síntomas: soledad absoluta, falta de estructuras, falta de justicia, derrumbamiento generalizado de las instituciones, pérdida (robo) de todos los derechos legítimos y constitucionales: la sanidad, la educación, la vivienda, el trabajo.

El pueblo se enfrenta a su realidad: ha sido engañado y traicionado por la monarquía, por la iglesia, por la democracia, por los partidos, por los sindicatos, por el gobierno, por la prensa, por la justicia.
Han intentado esclavizarnos con sus mentiras sin límite.

Los ciudadanos no tenemos más salida que unirnos y organizarnos entre nosotros, y aprender en quién podemos confiar y en quien no. 
Y tenemos que decidirnos ya.

Es duro descubrir que no hay nada que perder, porque todo ha sido saqueado, prostituido y traicionado.

La libertad viene detrás de la verdad. La verdad no duele; duelen las mentiras mientras nos aferramos a ellas.

No tiene sentido luchar.
Cuando se lucha contra algo se le suministra energía y se fortalece.
La verdadera victoria es la sustitución de todo lo que está muerto.
Hay que centrarse en crear nuevas estructuras y abandonar los cadáveres.

No tiene sentido luchar contra lo que ya está muerto.
No tiene sentido seguir alimentando a los cadáveres en la esperanza de que sigan pareciendo vivos.
No tiene sentido seguir escuchando a los cadáveres en la esperanza de que parezca que dicen algo coherente.
No tiene sentido seguir contando con los cadáveres en la esperanza de que parezca que sus actos tienen algo de sensato y medianamente inteligente.

Nos quieren hacer creer que los cadáveres están vivos, que nos orientan, nos dirigen, resuelven nuestros problemas y merecen nuestro respeto. Nos quieren hacer creer que necesitamos a los cadáveres, que, sin ellos, estamos perdidos.

Sí. Los cadáveres merecen nuestro respeto.
Los cadáveres merecen un respetuoso entierro, un duelo rápido y un olvido completo.
La Vida está esperando que dejemos de rendir culto a los cadáveres.

Puede que sea hora de dejar de perder el tiempo y tomarse la vida en serio.

Sin violencia: con inteligencia, unidos y alerta, creando entre todos las estructuras y las leyes que nos permitan centrarnos en la Vida y dejar de perder el tiempo con cadáveres cuya descomposición cada vez se disimula menos.


El hedor es, por momentos, insoportable.

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