En España estamos a punto
de experimentar una transformación que puede cambiar el rumbo de la Historia:
la madurez del pueblo.
Síntomas: soledad
absoluta, falta de estructuras, falta de justicia, derrumbamiento generalizado
de las instituciones, pérdida (robo) de todos los derechos legítimos y
constitucionales: la sanidad, la educación, la vivienda, el trabajo.
El pueblo se enfrenta a su
realidad: ha sido engañado y traicionado por la monarquía, por la iglesia, por
la democracia, por los partidos, por los sindicatos, por el gobierno, por la prensa, por la justicia.
Han intentado esclavizarnos con sus mentiras sin límite.
Los ciudadanos no tenemos más salida que unirnos y organizarnos entre nosotros, y aprender en quién podemos
confiar y en quien no.
Y tenemos que decidirnos ya.
Es duro descubrir que no hay nada que perder, porque todo ha sido saqueado, prostituido y traicionado.
La libertad viene detrás
de la verdad. La verdad no duele; duelen las mentiras mientras nos aferramos a ellas.
No tiene sentido luchar.
Cuando se lucha contra
algo se le suministra energía y se fortalece.
La verdadera victoria es
la sustitución de todo lo que está muerto.
Hay que centrarse en crear
nuevas estructuras y abandonar los cadáveres.
No tiene sentido luchar
contra lo que ya está muerto.
No tiene sentido seguir
alimentando a los cadáveres en la esperanza de que sigan pareciendo vivos.
No tiene sentido seguir
escuchando a los cadáveres en la esperanza de que parezca que dicen algo
coherente.
No tiene sentido seguir
contando con los cadáveres en la esperanza de que parezca que sus actos tienen
algo de sensato y medianamente inteligente.
Nos quieren hacer creer
que los cadáveres están vivos, que nos orientan, nos dirigen, resuelven
nuestros problemas y merecen nuestro respeto. Nos quieren hacer creer que necesitamos a los cadáveres, que, sin ellos, estamos perdidos.
Sí. Los cadáveres merecen
nuestro respeto.
Los cadáveres merecen un
respetuoso entierro, un duelo rápido y un olvido completo.
La Vida está esperando que
dejemos de rendir culto a los cadáveres.
Puede que sea hora de
dejar de perder el tiempo y tomarse la vida en serio.
Sin violencia: con
inteligencia, unidos y alerta, creando entre todos las estructuras y las leyes
que nos permitan centrarnos en la Vida y dejar de perder el tiempo con
cadáveres cuya descomposición cada vez se disimula menos.
El hedor es, por momentos,
insoportable.
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